50 libros al año: cosecha 2015 JosepLapidario
Tras dos años de parón, recupero la costumbre (heredada de Guillermo LPD) de comentar los libros leídos durante el año, con la intención de llegar al menos a cincuenta… Por ningún motivo en particular más allá de fijar un número cualquiera. Este año ha habido un poco de todo: mucho ensayo sobre arte, bastante fantaterror…
Los cinco que más me han gustado
1.- Pasaje a las dehesas de invierno, de Francisco Jota-Pérez (Esdrújula): *****
Soy fan fatal de Jota-Pérez desde que tras acabar Orígenes del lodo soñé extensa (y angustiosamente) con homúnculos de barro… Lo que es una forma de decir que la prosa poética desconcertante y compleja de este hombre logra meterse en el inconsciente con una efectividad sorprendente, como si estuviera escrita en el código máquina del cerebro. Del mío al menos. En Pasaje hay de todo, mezclado con la batidora alógica de los sueños: paseos psicogeográficos por el Clot, ultraviolencia aleatoria, un tipo muy particular de brujería, viudez y fantasmagoría lírica.
2.- El niño que se desnudó delante de una webcam, de Jose Serralvo (Libros del Lince): *****
Ya comenté esta novela absurdamente divertida en la web de Jot Down.
3.- Juana la maliciosa, de David Bowman (Ediciones del Serbal): *****
Esta pequeña maravilla, que llegó a mis manos a través del escritor Miguel Aceytuno, hubiera ganado de calle el premio La Sonrisa Vertical si aún existiera… Y sin embargo no es exactamente una novela erótica aunque esté rebosante de escenas tórridas, sino más bien un retrato social dolorosa e inesperadamente cruel.
4, 5 y 6.- El mapa del tiempo, El mapa del cielo, El mapa del caos, de Félix J. Palma (Plaza y Janés) ****
Había oído hablar mucho de esta trilogía victoriana centrada en reinterpretar tres clásicos de H.G.Wells: La máquina del tiempo, La guerra de los mundos y El hombre invisible. Los leí sin saber muy bien qué esperar: reconstrucción histórica, ciencia ficción o fantasía… El resultado es una mezcla inteligente que picotea de las tres. La narración es relativamente clásica y ahí reside gran parte de su encanto: es una obra de artesanía imaginativa y absolutamente pasapáginas. Según el autor los libros pueden leerse en cualquier orden, pero francamente no lo recomiendo: respetar el orden de publicación permite preservar muchas de las sorpresas y giros argumentales.
7.- Ahora intenta dormir, de Emilio Bueso (Valdemar): *****
Magnífico recopilatorio de cuentos breves, algunos inéditos y otros previamente publicados en diversos rincones. Pesadillas de hospital, gélidas fábulas postapocalípticas, deslizamientos de la realidad, horror experimental (¡qué magnífico el primer cuento, que busca el horror en la luz en lugar de en la oscuridad!), un cuento lovecraftiano que puede leerse como partida de La llamada de Cthulhu y una maravilla final llamada El hombre revenido, terror gótico cruel y sanguinolento a la vieja usanza. Todo muy recomendable.
Japonismos
8.- El infierno de las chicas, de Kyusaku Yumeno (Satori): ****
Tres historias entre el thriller y el retrato psicológico, protagonizadas por mujeres de armas tomar maltratadas por la sociedad japonesa de principios del siglo XX. El autor, un novelista imaginativo y fantástico cuyo nombre literario fue, literalmente, “persona que siempre sueña”, utiliza cartas y extractos de prensa para trazar historias retorcidas y con un punto cruel. Como muestra, este párrafo puesto en boca de una de las narradoras que bien podría ser una proto-Spider Jerusalem: “llegué a ver a la gente de esta sociedad e incluso a la de la Tierra entera, como una muchedumbre de pequeños insectos que hubieran sido depositados en el interior de un inmenso vacío desde su nacimiento. Y sentí que, tratándose de insectos dedicados a hacer el Mal con aspecto imperturbable, muy bien podía yo con la misma sangre fría dedicarme a espachurrarlos. Fue en esos días cuando se me ocurrió que debía ser muy interesante convertirme en algo como mujer periodista”.
9.- El santo del monte Koya y otros relatos, de Izumi Kyoka (Satori): ***
Cuatro relatos sutilmente sobrenaturales del padre de la “novela gótica” en Japón, con permiso de Edogawa Ranpo. Mi favorito es el primero, el más breve, una historia llamada El quirófano que habla de amor, muerte, secretos inconfesables y sangre que fluye a borbotones.
10.- El señor Nakano y las mujeres, de Hiromi Kawakami (Acantilado): ***
Retrato costumbrista del Japón contemporáneo tomado a pie de calle, alrededor de una tiendecita de objetos de segunda mano. Personajes cercanos, humor melancólico y sutileza sentimental.
11.- Cosas de Japón. Apuntes y notas del Japón tradicional, de Basil Hall Chamberlain: ****
Durante la era Meiji Japón se abrió bajo amenazas al comercio con occidente tras dos siglos de aislamiento; primero cautelosamente, luego tratando a tumba abierta de aprender de los extranjeros. Durante sus años en la Universidad Imperial de Tokyo, Chamberlain fue publicando sus observaciones sobre un país que llegó a entender y amar profundamente… aunque sin dejar que ese cariño se interpusiera en su certera y afilada visión de su arte, cultura, historia y mitología. Imprescindible para cualquier niponófilo.
12.- Karada. El cuerpo en la cultura japonesa, de Michitaro Tada (Adriana Hidalgo): ***
Un recorrido por los significados que encierran para la mentalidad nipona las partes del cuerpo humano. Leyéndolo puede averiguarse el porqué del gesto japonés de señalarse a la nariz para referirse a uno mismo, o la sensualidad desbordante de la nuca y los tobillos, o la tradicional y ya en desuso manera namba de caminar, avanzando manos y pies del mismo lado en lugar de los opuestos…
13.- Los misterios de la sabiduría inmutable: el arte zen del manejo de la espada, de Takuan Soho (Ed. José de Olañeta): ****
¿Dónde debe situar la atención un esgrimista durante un duelo? ¿En la espada? ¿En el enemigo? ¿En los brazos? Librito corto y contundente sobre zen, meditación y el filo de la mente que corta y divide.
Fantasía, ciencia ficción, terror
14.- El caballero de los Siete Reinos, de George R.R. Martin (Gigamesh): ****
Cien años antes de los eventos narrados en Canción de hielo y fuego, un joven caballero errante llamado Duncan se dirige a un torneo en el que va a apostar todo su futuro… si consigue participar. Gigamesh ha publicado con muchísimo cariño las tres primeras novelas cortas de las aventuras de Dunk y Egg, más ligeras que sus hermanas mayores pero igualmente adictivas.
15.- El mundo de fuego y hielo, de George R.R. Martin (Gigamesh): *****
Una joya que no puede faltar en la biblioteca de cualquier aficionado a Canción de hielo y fuego; la historia de los Siete Reinos antes de la conquista y tras el desembarco de los Targaryen. La edición está cuidadísima, las ilustraciones son preciosas y la narración aclara y amplía muchos sucesos que en la saga de novelas se nombran de refilón.
16.- Qué difícil es ser dios, de Arkadi y Borís Strugatski (Gigamesh): ****
Sátira política, novela de aventuras, ciencia ficción salvaje… Una maravilla breve y letal sobre la crueldad, el atraso y la estupidez. Tengo pendiente ver la adaptación al cine, con una pintaza excelente.
17.- El misterio de la isla de Tökland, de Joan Manuel Gisbert (Espasa): *****
Este libro marcó a fuego mi infancia, contagiándome un amor incondicional por la lectura, los enigmas, el sentido de la maravilla, los laberintos y la magia de la narrativa. Cualquier excusa para releerlo de adulto es buena, y la sensación cálidamente melancólica que produce recuerda a la de sentarse en un columpio abandonado de un parque infantil.
18.- Universo de locos y otras novelas de marcianos, de Frederic Brown (Gigamesh): ****
Tres historias reunidas en un solo tomo. Universo de locos es una parodia divertidísima de los tópicos de la ciencia ficción pulp y un amable capón a los die-hard fans del género. Las estrellas desafiantes muestra una visión plausible y agridulce de los primeros años de la conquista espacial. Y ¡Marcianos, largo de aquí!, mi favorita, es una larga y crudelísima broma sobre la invasión definitiva: extraterrestres invencibles que más que sojuzgarnos, lo que quieren es tocarnos los cojones.
19.- Muerte de la luz, de George R. R. Martin (Gigamesh): *****
Aún no había tenido oportunidad de hincarle el diente a la primera novela de Martin, de la que me habían hablado tan bien que temía verme decepcionado. No ha sido así: en Muerte de la luz he encontrado personajes creíbles, una narración ágil, compleja y bien sostenida, un clímax original y satisfactorio y, sobre todo, una melancólica sensibilidad romántica profundamente realista. Además, como fan de la poética de los lugares abandonados, he disfrutado enormemente explorando los paisajes decadentes de un planeta entero moribundo.
20.- Extraños eones, de Emilio Bueso (Valdemar): ***
Un cambio discutible de escenario y un par de personajes prescindibles no lastran demasiado una novela lovecraftiana magnífica y terrible, llena de buenas ideas y un estilo ágil y apropiadamente enloquecido. En especial la primera parte, con la vida cotidiana de un grupo de niños callejeros en un cementerio de El Cairo, está escrita con tanta energía que logra que te importen de verdad esos críos y todo lo que les sucede después.
21.- Locus solus, de Raymond Rousel (Capitán Swing): *****
Cuántas maravillas esconde el jardín-palacio del científico e inventor Martial Canterel… Retablos fantacientíficos de complicación creciente, sueños dotados de una implacable lógica interna, sense of wonder cristalizado. Gasolina de alto octanaje onírico para alimentar el inconsciente.
22.- The wind through the keyhole, de Stephen King (Grant): ***
Continuación (o más bien apéndice extra insertado a media narración) de la serie de la Torre Oscura. Una historia intrascendente, pero que sirve de excusa para reencontrarse con Roland, su heterogéneo ka-tet y Flagg, el mal de mil caras.
23.- Ciencia ficción: Nueva guía de lectura, de Miquel Barceló (NOVA): ****
Ya hablé de esta esperadísima guía en mi reseña jotdowner al respecto.
24.- El Señor de la Luz, de Roger Zelazny (Minotauro): *****
La tercera ley de Clarke afirma que cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Aquí Zelazny eleva las apuestas: ¿y si existiera la tecnología capaz de proporcionar a unos pocos humanos los poderes de un dios? ¿Cómo sería una sociedad en que los dioses del panteón hindú fueran tangibles, inmortales y rigeran los destinos de la humanidad? Zelazny establece un dificilísimo equilibrio entre el tono fantástico-mítico y el tecnocientífico, tejiendo una historia compleja, bien ligada e inteligente.
Ensayos
25.- La Furia, proclamas y manifiestos de una revolucionaria caníbal, de Théroigne de Méricourt y otros autores (La Felguera): ****
Imprescindible y cuidadosamente editado repaso a la vida de una protofeminista que participó en la Revolución Francesa y mereció un mejor final que el que le deparó la vida: traicionada y recluida en un manicomio. Dijo Baudelaire en Las flores del mal: “¿Habéis visto a Théroigne, amante de las matanzas, / excitando al asalto a un pueblo sin calzado, / con las mejillas y los ojos de fuego, representando a su personaje, / y subiendo, con el sable en la mano, las escaleras reales?”.
26.- Accionismo vienés, de varios autores (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo): ****
No explicaré aquí nada de este catálogo porque aún no ha salido publicado el texto que he escrito para la web de Jot Down sobre el demente mundillo del accionismo vienés… Adelanto que habla de performances con sangre, sudor, semen, lágrimas, saliva, vómito y demás fluidos corporales.
27.- Historia de la mierda, de Dominique Laporte (Pre-Textos): ***
Al visitar la exposición del MACBA dedicada al escritor maldito Osvaldo Lamborghini me fijé en los libros de su biblioteca privada: Perec, John Cage, Tzara… Y la Historia de la mierda, que me llamó lo suficiente la atención como para comprarlo más tarde y acabar defecando un ensayo sobre el excremento.
28.- La invención del cuerpo, de Carmen Sánchez (Siruela): ****
Ensayo breve pero apasionante sobre la representación del cuerpo desnudo en el arte clásico: me resultó imprescindible para escribir sobre escultura erótica.
29.- Bound&Gagged: a secret history of obscenity in Britain, de Alan Travis (Profile Books): ***
Referencia detallada e indispensable para escribir este artículo sobre censura y puritanismo británico para el JD#12 en papel.
30.- El arte último del siglo XX: del posminimalismo a lo multicultural, de Anna María Guasch (Alianza): **
Ensayo un tanto árido pero claro y completísimo sobre las tendencias del arte contemporáneo de posguerra.
31.- El impacto de lo nuevo, de Robert Hughes (Círculo de Lectores): *****
Precioso libro profusamente ilustrado que repasa el arte del siglo XX a raíz de un famoso programa televisivo de la BBC. Explicaciones claras (y en algún caso, discutibles) de un autor que no se muerde la lengua.
32.- ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos, de Will Gompertz (Taurus): ****
Cuando empecé a documentarme sobre arte contemporáneo iba más perdido que uno de mis amados pulpos en un garaje, hasta que compré esta joya que explica de forma didáctica, clara y ecuánime el extraño recorrido que ha siguió el arte en el siglo XX. A destacar el mapa de metro que recorre metafóricamente los movimientos artísticos del s. XX con irónica precisión.
33.- El tiburón de 12 millones de dólares, de Don Thompson (Ariel): **
Los entresijos económicos del arte contemporáneo explicados en (excesivo) detalle, desde las triquiñuelas de las casas de subastas a las técnicas de marchantes y galeristas.
34.- Radical museology, de Claire Bishop (Ed. König): **
Breve ensayo ilustrado sobre las direcciones que pueden tomar los museos de arte contemporáneo. Resulta interesante no tanto por sus conclusiones como por las referencias a los tres museos que usa como ejemplo: el Reina Sofía, el Van Abbemuseum de Eindhoven y el MSUM de Ljubljana.
35.- La ciencia del color: historias y pasiones en torno a los pigmentos, de Ana von Rebeur (Siglo XXI): **
Didáctico y entretenido repaso a la historia de los colores: cómo se consiguen, qué sensaciones provocan… Un tanto superficial, pero sugiere muchas líneas de investigación.
36.- La gana de l’artista, de Antoni Llena (Edicions 62): ***
Reflexiones dispersas sobre el arte extraídas de artículos y ensayos breves, a veces muy lúcidos, a veces demasiado ensimismados. Me quedo con esta magnífica frase: “pintar no es jugar con pinceles y colores, ni tampoco renegar de ello, por mucho que haya quienes quieren creerlo. Es una forma de querer reencontrar, más allá y como desconocido, lo que ya sabemos. Es un ejercicio de memoria y de olvido al mismo tiempo”.
37.- Just my type,de Simon Garfield (Profile Books): ***
Tras escribir sobre caligrafía japonesa en Jot Down me dije que ya era hora de investigar sobre tipografía occidental… Devorando este entretenidísimo ensayo sobre tipos de letra he descubierto más de lo que imaginaba sobre la compleja vida sexual del diseñador de la Gill Sans, las circunstancias tras el nacimiento de la Palatino o el placer culpable de escribir en Comic Sans.
38.- ¿Qué pasaría si…? Respuestas serias y científicas a todo tipo de preguntas absurdas, de Randall Munroe: ***
Quien haya seguido losWhat if de XKCD habrá leído ya el 75% de este libro, que esperaba tuviera más material original. El poco que hay es realmente bueno, eso sí.
39.- Exégesis, de Alejo Cuervo (Gigamesh): ****
Reflexiones atinadas y experiencias del Papa Alejo Cuervo sobre las tripas del mundillo editorial, el problema de la midlist y la tendencia de tantas editoriales a descuidar el libro de fondo frente al superventas de turno.
40.- Antimanual de sexo, de Valérie Tasso (Temas de Hoy): ***
Las reflexiones sexuales de Tasso siempre le dejan a uno pensativo, más en un libro como este en el que desmonta, a su manera, mitos y tópicos sobre el sexo. Traigo aquí un fragmento que me recordó enseguida a uno de mis artistas preferido: el fotógrafo Jesús Llaría y su hedonismo de bajo coste: “el hedonismo es una filosofía vital que prima el instante sobre el devenir, que reivindica la valentía sobre el miedo, que respeta la materialidad y gestiona lo que sucede sin despreciarse por lo que nunca sucedió, que aprecia la lógica de la vida y cuestiona la lógica de la muerte, que sabe que lo suficiente es suficiente, que busca el placer donde está y no donde se busca, que hace de su cuerpo su aliado y no su prisión, que desea sin que lo esclavice su deseo, que emplea su tiempo más que su dinero, que hace del placer un entendimiento y no un elemento de uso y que cree que la felicidad de los otros, que pasa por la de uno, es alcanzable a poco que la entendamos. El hedonista ejerce el difícil arte de establecer la paz consigo mismo”.
41.- Quiero a mi fusil más que a ti, de Kayla Williams (entreLIbros): **
Puede que no tenga mucho interés literario, pero esta crónica de los años en Irak de una mujer soldado estadounidense se lee en un suspiro y deja un sabor amargo en la boca. La intérprete Williams acabará, de forma más que probable, apareciendo como personaje en la serie de artículos Armada y peligrosa… si encuentro tiempo para continuarla.
42.- El arte y la ciencia de no hacer nada, de Andrew J. Smart (Clave Intelectual): ****
Mis tres pilares vitales son la gula, la lujuria y en particular la pereza, así que no pude resistirme a leer un ensayo científico que confirmaba lo que siempre había sospechado: la inactividad tiene un propósito biológico, papar moscas es una actividad más útil de lo que parece y la industriosidad estajanovista es letal para la inteligencia y la creatividad. Tengo pendiente escribir algo sobre todo ello, aunque me da algo de pereza.
Narrativa
43.- Kassel no invita a la lógica, de Enrique Vila-Matas (Planeta): ****
Desde su colaboración con la artista Sophie Calle, Vila-Matas ha dado la impresión de querer combinar la literatura, su terreno habitual, con el arte contemporáneo… Y este libro va un poco en ese sentido: un ensayo novelado (o novela-reportaje, en fin) sobre su participación como invitado en la feria documenta de Kassel en 2012 y las obras de arte que pudo ver allí. Reflexiones interesantes sobre el arte y la vida, que viene a ser lo mismo.
44.- El cementerio de Praga, de Umberto Eco: ****
Incomprensiblemente, aun siendo fan confeso de El péndulo de Foucault no había encontrado aún el momento de hincarle el diente a El cementerio de Praga. Y me he encontrado con una deliciosa comedia trágica (o una tragedia cómica) fácil de devorar, llena de guiños históricos, revolucionarios garibaldinos, ocultismo en el París del siglo XIX y una buena cantidad de cinismo juguetón. Valga como muestra un fragmento de plena actualidad: “Un buen agente de inteligencia está perdido cuando ha de intervenir en algo que ya ha sucedido. Nuestro oficio estriba en provocarlo. Estamos gastando mucho dinero en organizar tumultos. No se precisa mucho: se toman unas docenas de ex presidiarios con algunos policías de paisano, se incendian dos quioscos y, cuando llegan los nuestros de uniforme, los arrestan a todos tras una aparente refriega. Así tenemos en vilo a los buenos burgueses y convencemos a todos de que hay que emplear las maneras fuertes. Si tuviéramos que reprimir tumultos reales, organizados quién sabe por quién, no nos las apañaríamos tan fácilmente”.
45.- The bridge, de Iain Banks: ***
Tras un brutal accidente de tráfico un hombre se ve sumido en un delirio triple que fragmenta su personalidad y le pierde en un mundo interior crecientemente hostil. Una joya de Iain Banks que anida buenas historias en matrioskas sucesivas.
46.- Habitaciones privadas, de Cristina Peri Rossi (Menos Cuarto): ****
Cuentos breves de una autora magnífica que demuestra una incisiva y a ratos melancólica profundidad psicológica en cada página. Eso sí, la prefiero como poetisa.
47.- La cápsula del tiempo, de Miqui Otero (Blackie Books): ***
Una puesta al día y adaptación al mundo adulto de los famosos libros de Elige tu propia aventura, que por suerte no juega la carta “nostalgia” más que en momentos muy contados.
48.- La conquista del oeste, o la muerte de Uli Zuma, de Néstor Mir (Malatesta): ****
Muy interesante y absolutamente bolañesco diario multimedia de viaje, unos Detectives Salvajes con música en lugar de literatura. Un autor que habrá que seguir de cerca… Aquí el trailer del libro.
49.- Cartas del yagé, de Allen Ginsberg y William Burroughs (Editorial Signos): ***
Una serie heterogénea de cartas y textos relacionados con el yagé o ahayuasca. Si uno de los efectos de la planta es mostrarnos el yo más íntimo, Burroughs no sale muy bien parado: sus torpes descripciones de la experiencia (que el muy animal complementó con barbitúricos) contrastan vivamente con las despiertas y cautelosas reflexiones de Ginsberg.
50.- Sin título, de Alejandra Bilbao
No busquen este libro en bibliotecas o librerías porque no se ha publicado aún ni tiene título definitivo… Me lo envió por mail su autora, una pintora mexicana con un buen futuro literario por delante. Su primer texto es una novela autobiográfica que recoge una experiencia dolorosa con una admirable presencia de ánimo: el diagnóstico de cáncer a un familiar cercano. Tengo pendiente enviarle a su autora una reseña con algunas sugerencias: por ahora no puntúo el libro pero dejo constancia de su existencia porque me ha gustado mucho su aire luminoso y extrañamente positivo ante la catástrofe.
51.- Play Room, de Patricia Muñiz (Underbrain Books): ****
Last but not least, el año pasado leí esta divertidísima marcianada ultraviolenta de una autora que hay que seguir de cerca. Un auténtico pasapáginas erótico-festivo escrito con inteligencia y osadía. Y qué les voy a contar de la preciosidad de portada.
Hay que joderse Hay que joderse - Blog tentacular de Josep Lapidario